Continue playing...

...seguimos entrenando.

Hemos aprovechado que este fin de semana soplaba un cierzo estilo aragonés, que ha dejado unas mínimas de unos 8ºC, para hacer unos kilometrillos más.

Eso sí, el madrugón no nos lo quita nadie: suena el despertador a las 6 de la mañana y antes de que me dé tiempo a apagarlo oigo a Acher desde su cuarto "Papáaaa, ¿vamos a entrenar?".

A Acher no le hace ningún duelo madrugar.

Hidratamos a los perretes y luego nos tomamos un colacao con 'bollitos'. Nos preparamos y a las 7h15 salimos zumbando con la fresca. Hace falta apretar bien los frenos y agarrarse bien en los primeros tramos, y hasta que pasamos la 'zona de conejos' al lado de la vía del AVE, donde aquellos campan a sus anchas y te observan pasar -haciendo apuestas, me atrevería a decir- desde el otro lado de la valla. 

Hemos hecho un par de paradas para descansar un poco, pero sobre todo para asegurarnos de que ningún perro tiene ningún problema. Sobre todo miramos que los plantares estén bien, ya que el entrenamiento irregular que estamos haciendo al final de la temporada podría causar algún estrago. En medio minuto ellos ya están queriendo correr de nuevo, tirando como locos y dando saltos.

Una parada para coger aliento y ver qué tal van los perretes.
Seguiremos entrenando mientras las temperaturas mínimas nos lo permitan, sin ninguna meta en mente, sólo con la intención de que los perros hagan ejercicio y se queden relajados. Da gusto verlos echar la siesta después, tumbados al 'solecico'.

Aunque creo que a mí me sienta por lo menos igual de bien que a ellos salir a entrenar... si no más. Cuando llega el momento de la desconexión...mi cabeza se pone a divagar y desaparecen las preocupaciones.

Es un auténtico placer tener a estos perros. 

A ver si dura el tiempo fresquito de buena mañana y podemos continuar. Lo siento por los amantes del calor!!! (o tal vez no...)


Comentarios