Vecinos... no invasores.

Al igual que el verano pasado, este año una familia de golondrinas ha anidado bajo el tejado del porche en La Madriguera. Cuando llegamos había varios nidos de golondrina que decidimos mantener y aquí que vienen estos pequeños vecinos todos los veranos. Aunque éste les costó que hubiera pollitos -el año pasado contamos dos polladas- al final han vuelto a tener descendencia. 


Lo que sí que resulta increíble es la ruidera que pueden armar estos polluelos cuando piden comida.


Al menos había 4 pollitos de golondrina que echaron a volar el fin de semana pasado, aunque vuelven a dormir a su nido. 


La lástima es que, también todos los años, algún incauto se asoma fuera del nido más de la cuenta, sin tener la habilidad suficiente para planear. Y los perrillos no perdonan.


Pero la vida sigue, y es bonito ver que, además de nosotros, esta casa da cobijo a otros bichos. 

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